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Fumar no es tan malo... o si?
Desafortunadamente sí lo es. Hasta el momento actual y desde el punto de vista médico no se le ha encontrado ningún beneficio al cigarrillo (contrario a lo que sucede con el alcohol).
Las personas inician fumando por elección, tristemente continúan haciendo por adicción. Dejar el cigarro se les escapa de las manos, aunque muchos fumadores crean lo contrario.
La historia del cigarrillo es interesante, porque inició como una novedad en los países desarrollados, fumar era considerado símbolo de buen estatus social o posición económica, en países Europeos así como Estados Unidos fumar era un lujo. Con el tiempo el cigarrillo estuvo al alcance de otros países, su precio disminuyó, se comercializó y fue ampliamente aceptado en todos los continentes.
Fue en Inglaterra que el epidemiólogo Richard Doll confirmó la relación entre el cigarrillo y la enfermedad pulmonar y cardiovascular. Sir Doll era fumador también, pero posterior a sus estudios dejó de fumar para siempre. Sir Doll realizó un estudio que será recordado por siempre, porque no solo fue en fumadores, sino en doctores fumadores!
Doll y su grupo de trabajo confirmaron que el riesgo de presentar enfermedad pulmonar o cardiovascular, está en relación directa con la cantidad de cigarrillos fumados al día. Este riesgo puede ser ¡50 veces mayor en los fumadores que consumen alrededor de 25 cigarrillos al día, que entre los no fumadores!.
A partir de 1950 las cosas empezaron a cambiar, fumar comenzó a verse desde otra perspectiva por la sociedad.
Hoy, 50 años más tarde, fumar es considerado un peligro que mata lentamente al ser humano. Tristemente y a pesar de la evidencia, fumar sigue siendo un problema de Salud Pública para la humanidad, lo más terrible del caso es que este problema de Salud Pública se ha incrementado en los países de medianos y bajos ingresos. Los países desarrollados, en cambio, han logrado frenar el avance de esta adicción. Tal pareciera que las sociedades con mejor educación tienen mayor información para comprender el daño real del cigarro y hacerlo a un lado de sus vidas.
Cuando viví en Alemania me di cuenta que fumar es percibido por la sociedad como una debilidad. Los fumadores son los rezagados de la sociedad, los que no pueden decir que no. Les prohíben fumar en lugares públicos, los envían a cuartos cerrados para que no molesten a los no fumadores. Les ayudan a dejar el hábito al condenar su vicio con el rezago social. Las campañas publicitarias son prohibidas en la televisión o radio. Las campañas publicitarias que son permitidas se encuentran en el transporte público, y van dirigidas a los adolescentes y adultos jóvenes, que son débiles, tienen menos educación y por tanto son el grupo de la sociedad más vulnerable y quienes continúan fumando hasta que deciden dejarlo años más tarde.
En Latinoamérica el problema del tabaquismo es muy importante, aunque las medidas que se toman para elevar el costo de los cigarrillos y evitar fumar en lugares cerrados se han tratado de iniciar en nuestras ciudades, el problema continúa. En nuestra sociedad todavía no existe el rechazo por el tabaquismo como en las sociedades desarrolladas. En nuestra sociedad todavía fumar es tolerable, todavía se niega que pueda ocurrir enfermedad a pesar de la evidencia contundente que ya se tiene.
No nos queda como comunidad médica más que informar a la población sobre los problemas que ocurren, decirte, querido lector, que si fumas, tendrás enfermedad en corazón y pulmón y probablemente algún tipo de cáncer.
Otra idea errónea es la que tienen las mujeres sobre el tabaquismo y conservar una figura delgada. Se ha confirmado que las mujeres fumadoras tienen, a través de los años, una circunferencia de cintura mayor que las no fumadoras, un envejecimiento prematuro, menopausia más temprana y problemas en piel. Para bajar de peso o conservar un peso saludable no se necesita fumar o continuar fumando.
Al final, la decisión de fumar o no fumar, es personal. Nadie puede evitar que una persona fume, ni siquiera el mejor médico, porque estas decisiones de vida son parte de nuestros derechos humanos. Pero lo que sí es verdad es que como sociedad, el fumar nos perjudica. Una sociedad que fuma es una sociedad que enfermará y morirá pronto. Una sociedad enferma es una sociedad débil. Los países desarrollados lo saben, por eso sus sistemas de educación preparan a la sociedad joven a tomar las decisiones correctas. El que está enfermo requiere medicinas, y atención a la salud, de manera más frecuente que el sano. Si en nuestra sociedad seguimos por el camino de no preocuparnos por conservar nuestra salud, no existirá sistema de salud público o privado que pueda ayudarnos.
Así pues, fumar es muy malo, y no es solo el mal olor, el color feo en los dientes, el manchado en los dedos y el color amarillo en las uñas… es la calidad de vida disminuida, la disminución en años, el envejecimiento prematuro y la pérdida económica enorme que sufren las sociedades que siguen creyendo que al fumar “no pasa nada”.
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